jueves, 29 de marzo de 2012

Lágrimas del alma



No hubo sino
callado
cuando comenzó a recordar.
Enmudeció el crepúsculo y
bajó la mar.

El dolido dolor
hospedado en el silencio
solo sabía
hablar.

¿Quién niega que
al alma llora?
¿La sabe alguien
consolar?

martes, 20 de marzo de 2012

Encuentros



En estos instantes ambos nos encontramos frente a frente. Nos observamos como si de un espejo se tratase.
A través de las huellas que van quedando impregnadas, mi alma se comunica con aquel que se asoma a éste, mi estanque y cuyas calmadas aguas le permite apreciar todo cuanto alberga en su fondo. Nace así la necesidad de todo el que precisa expresar lo que anida en su interior.
Nos conocemos, el espíritu de los poetas está unido indisolublemente.
Las palabras nos avalan pero, sobre todo, nos hacen libres.

martes, 13 de marzo de 2012

Llévame lejos



Llévame lejos,
allá donde habita el viento;
entre los bosques y sus lienzos;
en las Glorietas de la Hadas
junto al estanque de las Rosas Encantadas.

Llévame lejos,
donde no hagan falta
las palabras
y sí los besos.

Llévame lejos,
allá donde Prometeo
avive el fuego eterno.

Llévame lejos.

Camina, sueña, ama



Calla a la bruma
o caerás en las
redes del lamento.

Cruza los parajes
del atardecer de
los sueños.

Señala el lugar
prendiendo una estrella
del firmamento.

Mas luego
déjala volar
y emula el recuerdo.

lunes, 12 de marzo de 2012

Poetas


Somos frágiles y fuertes; desgarradoramente apasionados; férreos a nuestros ideales y a nosotros mismos; tan solo nos dejamos llevar por la mano de la inspiración y desconfiamos de todos aquellos que una vez pretendieron confundirnos con sus artimañas; fieles al amor verdadero.

 En una palabra, somos poetas.

martes, 6 de marzo de 2012

El amante



La luna iluminaba su rostro, el cabello ligeramente inclinado dibujaba un perfil creciente. Los ojos entornados se antojaban melancólicos, lejanos, abstraídos, entregados. La boca entreabierta exhalaba el hálito del deseo a unas serenas aguas que reflejaban su reflejo.

 No sé cuanto tiempo permanecí admirando aquel cuadro pero lo que jamás olvidaré sería su nombre: "El amante".

lunes, 5 de marzo de 2012

Cronos, devorado por un lápiz




Curiosamente y sin preveerlo, el ansia por escribir fue en aumento. Disponía de diez minutos y, como de costumbre, observé cómo el tiempo también se hacía presente en los instantes de "intimidad interior".
El pequeño lápiz dejaba tras de sí una serie de garabatos que, como si de un universo mágico se tratara, guardaba un equilibrio inmutable sobre el soporte material que contenía. Arrojé otra mirada al reloj, percatándome de que ya había consumido cinco de los minutos iniciales; sin embargo, nada estaba perdido, pues Cronos había sido capturado por un pequeño instrumento de madera, a primera vista inofensivo. Sonreí imaginando la situación. Y fue entonces cuando me surgió la pregunta ¿Puede la inmortalidad ser vencida por uno o varios momentos de inspiración?
Fuera como fuere ya había consumido mis pequeños gránulos de arena, con la certeza de que no había perdido ninguno de ellos.

Eternidad



De la ausencia
emergen los mitos;
se depuran
las imperfecciones
arrojándolas
al pozo del olvido.
Lo perfecto cobra forma
desfigurándose la materia
de lo que se añora.
Se gesta así el ídolo
tan intangible
como las sombras,
siempre compañero
del caminante
cuyo sueño
extingue del tiempo
las horas.

Nómbrame



Conocen los poemas,
ese, mi nombre.
A media noche,
cuando las cartas
de la nostalgia
hablan,
mi pluma,
presurosa,
extiende sus alas.
Emergen las musas
endulzando mi alma.
Entonces,
sí, sólo entonces,
Hipnos extiende
mi cuerpo,
extrayendo el espíritu
de su seno.
La libertad,
adquiere así
su inocencia,
y mi corona
halla a su rey
y dueño.
Despierto,
y en el retazo
de un pergamino en blanco
sello aquella veracidad
que habita
en el otro lado.

Víctor





Un ángel que no habla y contiene todas las palabras;

que al mirar devuelve la calma.

Un ángel, cuya sonrisa, al tiempo arranca las alas.

Un ángel que ha perfumado de esencias nuestras almas.

Ha nacido un ángel, Víctor se llama.

La función



Corría copa en mano, riendo entre jadeos. Se detuvo, tomó aire, observó el paisaje percatándose de la espesa vegetación que como surgida de la nada, le daba la bienvenida.
Sin saber por qué se entregó a ella.
Luego,unas risas; gráciles movimientos; un leve cosquilleo tras la nuca; la copa rebosante de néctar; una delicada mano guiándola hacia su boca. Sintió el brebaje más allá de la garganta donde los sentidos pierden la cordura. Cayó extasiado, no sin antes, vislumbrar la frenética danza de aquellos etéreos cuerpos. Entonces, una voz resurgió del seno mismo del follaje,  como una melodía teñida de recuerdos:

"Sí, Eurípides, he vuelto a soltar a las Bacantes".

Y como si la obra hubiera concluido,el astro rey,dejó caer los jirones de un telón que parpadeaba al ritmo intermitente de los aplausos que las hojas del bosque,orquestadas por el viento, les dedicaba.